lunes, marzo 22, 2010

Lluvia de mierda

Caminaba esa tarde por las pequeñas calles que construían su barrio. Llovía abundantemente, de hecho había estado lloviendo todo el día. El agua que caía era amarilla, así suele ser la lluvia los días de vacas. El agua tibia recorría su cara y la de los pocos caminantes que quedaban aún sin refugio. Un ligero granizo amenizaba el todo. Pequeñas bolitas color café o beige se deshacían sobre los desprevenidos cuerpos que encontraban a su paso. Más que granizo, parecían copos de nieve, paseándose coquetamente por el aire, esquivando el agua suave que los acompañaba.

Caminaba esa tarde, soñoliento como siempre, pensando en Alejandra mientras el granizo se estrellaba contra su sombrero mezclándose luego con el cemento verde bajo sus pies flotantes. Iba tranquilo, ausente recordando el último día de vacas. Estaba con ella, nadando en el río amarillo, viendo las vacas correr hacia el amanecer. Tan densa era el agua que no les costaba nada flotar. Tomados de la mano se dejaban llevar por la corriente gentil.

Luego de dar varias vueltas por oscuras calles mojadas, ligeramente mareado por el olor del agua y el granizo deshecho en el suelo, Pedro se detiene sobre una redonda tapa de alcantarillado. Espera allí, inmóvil, bajo la lluvia que no cesa de bañarlo, hasta que siente sus pies hundirse lentamente sobre una especie de masa cada vez más blanda.
La tapa del alcantarillado comienza lentamente a absorber a Pedro hasta tragárselo entero.
Abajo le dan la bienvenida sus viejos amigos, chapoteando felices en el agua café, aún tibia, celebrando la noche de las vacas. La noche de muerte.

sábado, marzo 13, 2010

sin piedad contra el mal gusto

anoche bajé al bar y pedí el absolut azul con ginger y limón de siempre.
pero el barman me trajo un ron con fanta y manzana rallada.
buenamente le expliqué que no fue eso lo que pedí y que por favor
me trajera mi absolut azul con ginger y limón de siempre.
se disculpa, se da vuelta y desaparece.
enciendo otro marlboro en la espera
y el barman me trae un tequila con melón y ketchup

la verdad teniente, no lo maté por no traerme lo que quería,
sino que por traer porquerías.