Llueve pero no me mojo.
El agua pasa y me traspasa
como perfume de hada.
Los pies embarrados
me llevan quién sabe dónde.
Siguiendo las huellas de las vacas
cuando las hay,
haciendo las propias
cuando es menester.
La lluvia no me moja,
pero sí el barro
y la mierda que piso
en mi avanzar
sin sentido.