Entre medio de las vacas, seres verdes y otros animales, me confundo.
Rumiando, rebuznando, oliendo y fornicando.
Montados unos sobre otros, pisándonos,
impacientándonos en la espera del Dante que dicen vendrá.
Las hormigas ya han entrado en mis pies.
Mis extremidades entumecidas ya parecen no pertenecerme.
Más bien pareciera que tengo miles más.
Todos nos hemos convertido en una sola cosa que respira esquizofrénicamente, sin ritmo, sin son, impacientes.
Miles de cabezas girando cual cabellera de Medea, pidiendo que venga el aquél, que comience el tronar de las voces, el ritmo del candombe.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario